¿Son buenas mis fotos?

Me fue pedido traducir al español el texto ”Minhas fotos são boas?” porque el traductor de Google no estava muy bueno.
¿Son buenas mis fotos?
Andá y sacá unas fotos. Después, miralas, pensalas, analizalas. ¿Será que son buenas? Modifícalas en Lightroom, quítales algo que te molesta en Photoshop. ¿Quedaron buenas? Aplica algún filtro, auméntales el clarity. High pass, al punto, como aprendiste en ese tutorial bárbaro que viste en YouTube. ¿Y ahora? ¿Mejor? Hace un crop usando la razón de Fibonacci, ahora creo que llegaste…
De la forma que miro, el oficio mas semejante al del fotógrafo es el del escritor. El para, mira, piensa. Después se queda horas escribiendo. Días. Luego reescribe todo de otra manera. Piensa un poco más, cambia las palabras de lugar. Borra párrafos, capítulos. Afila las palabras hasta llegar a su ideal. El tiene una historia que contar, una idea que transmitir, un mensaje que pasar, una emoción que el quiere que los otros, al leer su texto, sientan. El escritor es una persona con un propósito. Y el fotógrafo también. O por lo menos así debería ser.
Ya pensé mucho en porqué yo fotografío y arribé a dos respuestas. La primera es darle un poco de amparo a mi miedo a la muerte, tratando eternizar mi pasaje por acá, dejando un rastro por medio de imágenes. Confieso que, es narcisista, como todos los fotógrafos, es absurdo que lo niegue. La segunda, consecuencia de la primera, es que me parece que tengo un mensaje para dar. Tengo conciencia de este mensaje que, no consigo traducir en palabras, tal vez por mi pequeña envergadura léxica, pero creo que consigo apuntar con mis fotos en la dirección que éste me dicta. Y, con muchas fotos - una serie -, me parece que consigo rodear la idea.
“¿Y mis fotos? ¿Son buenas?”. Ya me pregunté esto; ya me preguntaron esto. Pues, si una persona se pone en la posición de producir fotos, quiere que sean buenas. Lo que yo alcanzo a dar como respuesta es una otra pregunta: ¿ellas tienen que ser buenas para qué ?
¿Pero decime? ¿Son buenas? No se. Y quizás, en algunos momentos, esto no me importe. Lo que me importa es que el mensaje alcance su propósito. Que sea algo como “mira qué belleza es la naturaleza!” o “éste es el dolor que llevo conmigo”, no importa. Si consiguen despertar las ideas y emociones que se quería en el “lector”, ahí sí, creo que son buenas. Fotografiar es escribir con palabras que no pueden ser dichas. Es ahí que se asemeja el oficio de fotógrafo al del escritor. Fotografiar y fotografiar, fotografiar más y un poco más. Juntar las fotos, separar las mejores y volver a separar un poco más. Cortar algunas, reagruparlas. Fotografiar más. Y un poco más (Encore, diría Lacan). Y cortar algunas más. Mover las imágenes hasta que, juntas, digan lo que intentaba decir.
Si tienes un mensaje para transmitir, y éste es entendido por quien quieres que lo entienda, creo que, entonces, son buenas. Eso es lo máximo, el dulce de leche para el fotógrafo. Pero… si no tienes algo para decir, corres el riesgo de que sean solamente bla, bla, bla.
¿Y….? ¿Son buenas tus fotos?

Gracias a Laura por la ayuda con la traducción.





Minhas fotos são boas?

Texto originalmente publicado na Fotografia et al #3

Vai lá e tira umas fotos. Depois, dá uma olhada, pensa, analisa. Será que são boas? Dá uma tratada no Lightroom, tira algumas coisas que incomodam no Photoshop. Ficaram boas? Aplica uns filtros, aumenta o clarity. High pass, na medida certa, que nem aprendeu naquele tuto esperto do YouTube. E agora? Melhor? Um crop usando a razão de Fibonacci, acho que agora vai…
Do jeito que eu vejo, o ofício mais semelhante ao do fotógrafo é o do escritor. Ele para, olha, pensa. Depois fica horas escrevendo. Dias. Depois rescreve tudo de um outro jeito. Pensa mais um pouco, troca as palavras de lugar. Deleta parágrafos, capítulos. Vai arredondando os cantos, para chegar no seu ideal. Ele tem uma história para contar, uma ideia a transmitir, uma mensagem a passar, uma emoção que ele quer que os outros, ao lerem seu texto, sintam. O escritor é uma pessoa com propósito. E o fotógrafo também.
Ou pelo menos deveria ser.
Já pensei muito em por que eu fotografo e consegui chegar a duas respostas. A primeira, é amparar um pouco meu medo da morte, tentando eternizar minha passagem por aqui, deixando um rastro por meio de imagens. Assumo, é narcisista, como todo fotógrafo é, mesmo que não o assuma. A segunda, consequência da primeira, é que acho que tenho uma mensagem a passar. Tenho consciência desta mensagem que não consigo verbalizar, talvez pela minha pequena envergadura léxica, mas que com minhas fotos, acredito que consigo apontar na direção. E, com varias fotos - uma série -, acho que consigo cercar a ideia.
“E minhas fotos? São boas?”. Já me perguntei isto; já me perguntaram isto. Afinal, se uma pessoa se coloca no papel de produzir fotos, quer que sejam boas. E o que eu consigo dar como resposta é outra pergunta: elas tem que ser boas para que?
Mas e aí? São boas? Não sei. E talvez, em alguns momentos, isto não me importe. O que me importa é a tal mensagem a ser passada. Que seja algo como “olhe que beleza é a natureza!” ou “esta é a dor insuportável que eu carrego”, não importa. Se conseguem despertar as ideias e emoções que se queria no “leitor”, aí acho que são boas. Fotografar é escrever com palavras que não podem ser ditas. É aí que o ofício de fotógrafo é análogo ao do escritor. Fotografar e fotografar, fotografar mais e mais um pouco. Juntar e separar as melhores, separar mais um pouco. Cortar algumas, reagrupar. Fotografar mais. E mais um pouco. E cortar fora mais algumas. Remexer nas imagens até que, juntas, elas digam o que se está tentando dizer.
Se você tem uma mensagem a passar, e ela é entendida por quem você quer que a entenda, acho que aí são boas: é o supra-sumo para um fotógrafo. Mas, se você não tem o que dizer, corre o risco de suas fotos serem só mais blá-blá-bla.
E aí, suas fotos são boas?


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